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Sobre el final de la Segunda Guerra, el piloto norteamericano James Gaussman se disponía a completar una misión de abastecimiento de víveres y provisiones a las fuerzas del ejército chino. Repentinamente, una avería en el motor del avión obligó su regreso a la base de Assam, en el norte de la India, trayecto que por seguridad realizó a baja altitud. Poco después de sobrevolar la ciudad de Xi’an, con rumbo suroeste, el piloto se topó con la presencia de una gigantesca pirámide. Sorprendido, tras realizar varias pasadas sobre la construcción, se dispuso a tomar varias fotografías que, junto con un detallado informe, entregó a sus superiores tan pronto regresó a la base. El incidente quedó olvidado entre los archivos de la Fuerza Aérea norteamericana, hasta que, 40 años después, salieron a la luz por obra del escritor australiano Brian Crowley, que publicó una de las fotografías en su libro.
A raíz de ello pudo saberse que no se trató del primer avistamiento realizado por pilotos aeronáuticos sobre el espacio aéreo chino, ni tampoco el último. En marzo de 1947, una vez concluida la contienda, el New York Times publicaba una referencia al avistamiento efectuado por el coronel Maurice Sheehan desde su avión, que sobrevoló una gigantesca pirámide, descrita por el piloto con dimensiones aproximadas a los 300 metros de altura y 450 metros de lado. Se destaca que estas proporciones conformarían la mayor pirámide del mundo, haciendo parecer a la colosal pirámide de Giza una verdadera miniatura, con 147 metros de altura y 320 metros de lado. Mientras que la Gran Pirámide de Egipto cuenta con 52.900 metros cuadrados de superficie, la pirámide china superaría los 202 mil metros cuadrados.
Las denuncias que aseguran haber observado enormes pirámides en china fueron realizadas por una gran cantidad de pilotos y existen fotografías muy recientes, tomadas por satélites espías norteamericanos. Sin embargo, inexplicablemente, las autoridades chinas han desestimado la existencia de semejantes monumentos. Sobre comienzos del siglo XX, exploradores y comerciantes, como los alemanes Frederick Schroeder y Oscar Maman, han testificado la presencia de no solamente una, sino varias pirámides situadas alrededor de la ciudad china de Xi’an. Para mayor curiosidad, algunas excursiones europeas furtivas lograron tomar muestras de objetos metálicos, en inmediaciones de las pirámides, que tras ser analizadas arrojaron una datación estimada en 8 mil años de antigüedad. Pero la sorpresa no concluye allí: el material metálico no ha podido ser identificado hasta el momento; no se trataría de ningún material conocido por la ciencia moderna.
Fuente: History
Imagen: Google Maps
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