Encuentros del tercer tipo Zaragoza - España


INTRODUCCIÓN
Las características del presente caso hacen de él uno de los más impactantes de la casuística ufológica española de los últimos años. La observación de una lejana luz de apariencia extraña; el descenso de unas luces que estuvieron cerca de provocar un accidente; y la observación de un gran disco de luz. Estas tres secuencias componen este encuentro cercano ocurrido en las afueras de la capital maña.

El caso que se detalla en el presente informe llegó a conocimiento del autor el día 24 de septiembre de 2008, cuando el testigo lo comunicó vía e-mail, a través de la web "Mundo Parapsicológico". Estos primeros contactos con el testigo, en los que relató ampliamente el avistamiento, se siguieron realizando durante algunos días a través de correo electrónico. Después, el día 28 de ese mismo mes, tras concertar cita con él, el autor de dirigió a su domicilio para entrevistarle. Tras dicha entrevista, se realizó un seguimiento del caso de nuevo a través de correo electrónico, complementando así todos los detalles del mismo.

Junto a la indagación del suceso que se expone en este informe, se realizó una investigación conjunta de un segundo avistamiento que el testigo presenció junto a su mujer, pero que continúa todavía en fase de estudio.

Respecto a la clasificación del presente caso, aunque cuenta con una etapa (la primera) que podría ser clasificada individualmente de diferente manera, lo más conveniente es clasificar el conjunto del mismo como un “encuentro cercano del primer tipo”, de acuerdo a la clasificación de J. Allen Hynek (1972).


LA ZONA

El conjunto del suceso tuvo lugar al sur de la ciudad de Zaragoza, concretamente en la autovía Z40, que representa el cuarto cinturón de la capital (Fig. 1). Los hechos principales (segunda y tercera secuencias) se desarrollaron en un tramo de dos carriles donde las farolas se hallaban siempre apagadas en aquella época, y cuyas zonas circundantes están totalmente deshabitadas, siendo todo prácticamente monte.


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Fig. 1. Mapa de situación de las diferentes secuencias del suceso. De izquierda a derecha: Marcador 1: situación aproximada del testigo al observar por primera vez la lejana luz (Secuencia 1). Marcador 2: zona aproximada sobre la que aparentaba estar dicha luz, según estimaciones del testigo (Secuencia 1). Marcador 3: lugar aproximado en el que descendieron las luces hacia la calzada (Secuencia 2). Marcador 4: situación aproximada del círculo luminoso (Secuencia 3). (Imagen: Google Maps)

EL TESTIGO

F. A., que contaba con 34 años en la fecha del suceso, es diplomado universitario y trabaja de jefe de almacén en el Polígono Logístico Zaragoza (Plaza).
F. A. está casado y tiene un hijo de tres años y medio. Es un hombre culto, que tiene en la historia y la arqueología a dos de sus pasiones. Debido a esto, y más concretamente a su afición a la historia relacionada con las civilizaciones antiguas, ha viajado mucho por todo el mundo, visitando países como Perú o Egipto. En cuanto al tema OVNI, F. A. era un escéptico hasta que tuvo este avistamiento, a partir del cual su visión sobre el asunto cambió radicalmente.
F. A. se mostró encantado de colaborar en la investigación del suceso, respondiendo a cuantas preguntas se le hicieron en diferentes días acerca de los numerosos aspectos del mismo. Así, su único objetivo, según sus propias palabras, es aportar su experiencia por si puede servir de ayuda en la investigación del tema OVNI.

En cuanto a su descripción del avistamiento, proporcionó multitud de detalles del mismo, exponiendo siempre un relato totalmente coherente y sin ninguna contradicción. Únicamente tuvo problemas para concretar un aspecto del mismo (el número exacto de luces que descendieron sobre la calzada en un momento determinado del suceso), no recordando ese detalle con exactitud.


EL SUCESO
La entrevista realizada al testigo se extendió por cerca de dos horas y media, lo que unido a los datos previos y posteriores aportados por correo electrónico, posibilitó que se pudiera disponer de una amplia y detallada información de todos los aspectos del suceso, tal como se expondrá a continuación. Como se observará en esta exposición, en el avistamiento pueden distinguirse tres secuencias bien diferenciadas por sus distintas características, a pesar de que la segunda y la tercera sucedieron con tan sólo un par de segundos de lapso entre ellas.
Los hechos tuvieron lugar el jueves 7 de diciembre de 2006, sobre las 18:35 horas. F. A. trabajó ese día normalmente, a pesar de tratarse del puente de la Constitución. Finalizó su jornada de trabajo a la hora de siempre, las 18:30, momento en el que ya había anochecido. Como todos los días, tomó la autovía Z40 en dirección Castellón, para dirigirse a su domicilio. A los pocos minutos de haber comenzado a circular, miró a su izquierda y se percató de la presencia en el cielo, en dirección ENE y aproximadamente a media altura (45º), de una luz inmóvil que aparentaba estar relativamente cerca. Respecto al dato de elevación (45º), hay que comentar que el testigo tuvo ciertos problemas para recordarlo, por lo que el mismo podría estar moderadamente equivocado. Así mismo, la altura sobre el suelo a la que estaba la luz no pudo ser estimada de ninguna manera por el testigo, al hallarse la misma en el cielo, y aparentemente muy alta. Respecto a sus características, dicha luz era blanquecina en su contorno y de un color rojo intenso muy palpitante en su interior (Fig. 2). Tanto su intensidad como su tamaño aparente eran algo mayores que los de una estrella. F.A. pensó primeramente que podría tratarse de un avión, ya que el Aeropuerto se halla muy cerca de donde él se encontraba, pero rápidamente lo descartó.

Fig. 2. Primera secuencia del suceso: dibujo realizado por la mujer de F. A. (siguiendo sus indicaciones) de la luz observada por él en el cielo. (Archivo Víctor Martínez)

Sin darle demasiada importancia, continuó conduciendo, pasando el desvío hacia la Avenida Gómez Laguna, mediante el cual la autovía se descarga bastante en cuanto a tráfico (esto ayudó después a disminuir el riesgo de accidente). Así, entre las 18:40 y 18:45 horas, tuvieron lugar los sucesos siguientes, que representan el auténtico encuentro cercano de este suceso. Aunque el testigo no pudo precisar los puntos totalmente exactos en que se dieron los siguientes hechos, gracias a sus indicaciones y a la observación sobre el terreno, se ha estimado mediante mediciones sobre mapa que la siguiente secuencia del avistamiento comenzó unos 2000 mdespués de pasar el citado desvío (200 m después de que la autovía quede reducida a tan sólo dos carriles por sentido).
En ese punto, F. A. redujo algo la marcha para buscar en el cielo esa extraña luz, que estimaba que debía hallarse sobre dicha altura. Se extrañó por no encontrarla, y justo en ese instante hizo acto de presencia una densa neblina. Inmediatamente, el testigo observó detrás de esa neblina, a unos 10-12 m delante de su coche, unas cuatro luces redondeadas (su número es aproximado, ya que el testigo no lo recuerda con seguridad) dispuestas de manera horizontal, de colores rojo y azul alternante, todas ellas intermitentes, que estaban descendiendo sobre la calzada (Fig. 3). Las luces eran intensas, y en cuanto a su tamaño, el testigo lo comparó con el de una pelota de baloncesto. F. A. se asustó ante la cercanía de las luces, que llegaron a descender a unos 2 m del suelo, según sus estimaciones, e hizo uso del freno a la vez que pegaba un volantazo hacia la derecha. Afortunadamente logró controlar el coche, ya que como él mismo explicó no le gusta correr demasiado. En ese instante, se percató de que tanto la neblina como las luces habían desaparecido. La duración de esta secuencia, desde que la neblina apareció, fue estimada por el testigo en 5 o 6 segundos.
 
Fig. 3. Segunda secuencia del suceso: dibujo realizado por la mujer de F. A. (siguiendo sus indicaciones) que muestra desde una vista aérea el descenso de las luces hacia la calzada. (Archivo Víctor Martínez)

Seguidamente, F. A. tuvo tiempo de apagar la radio y extrañarse ante la desaparición repentina de las luces, a las que intentó localizar. Y aproximadamente, no pasaron ni un par de segundos, cuando fijó sus ojos en un gran círculo de luz situado poco más allá del arcén derecho (dirección E), que se encontraba elevado a unos 15 m del suelo, y cuya vertical estaba a una distancia de su coche más alejada de la que primeramente estaban las anteriores luces descendentes (Figs. 4 y 5). Dicha distancia fue calculada posteriormente a la entrevista en unos 310 m (más adelante se comentará sobre este dato). En cuanto a la descripción del objeto en sí, ésta es sumamente detallada, como se muestra a continuación. Así, el perímetro de dicho círculo aparecía enteramente rodeado por luces redondeadas de colores azul, rojo y blanco sucesivamente, fijas y de una intensidad y tamaño similares a los de las luces que segundos antes habían descendido sobre la calzada. En cuanto a la superficie interior del objeto, era plana y toda ella de una luz blanca fija (igual de intensa), aunque según el testigo, daba la impresión de que algo fluctuaba en ella. Su opinión es que aquella fluctuación, que comparó con "el cráter de un volcán en movimiento", tal vez estuviera relacionada con algún tipo de motor. No obstante, esto no deja de ser una simple elucubración. Respecto a la parte superior del objeto, no pudo verla debido a la posición elevada del mismo. Puede verse un dibujo del objeto, desde una perspectiva próxima a la que se hallaba F. A., en la figura 5. Por otro lado, a pesar de la alta intensidad de las luces, éstas no llegaban a alumbrar el terreno ni dañaban a la vista; al contrario, atraían enormemente, pareciendo como si los colores se entremezclaran perfectamente a pesar de estar bien definidos. El tamaño total aproximado del objeto era de 20 m de diámetro. Aquel círculo luminoso no emitía sonido alguno y permanecía estático en el aire.

Fig. 4. Tercera secuencia del suceso: dibujo realizado por la mujer de F. A. (siguiendo sus indicaciones) que muestra desde una vista aérea el aspecto del círculo de luz. Como el testigo mismo indicó, en este dibujo faltan las luminarias blancas que junto a las azules y rojas rodeaban el círculo. (Archivo Víctor Martínez)

Así, F. A. circuló lentamente con su coche por el carril derecho, sin superar nunca los 40-50 Km/h, y llegando a frenar incluso más a medida que se iba acercando al objeto, con el fin de poder observarlo mejor. Como él mismo comentó, tuvo suerte de que el tráfico por aquel tramo en dicho momento fuera prácticamente inexistente, pudiendo evitar así posibles colisiones con coches que se hubieran acercado por detrás. En el momento en que se hallaba rebasándolo, estima que llegó a pasar a unos 2 o 3 m de la vertical del objeto. Respecto a lo que sintió durante la observación, según sus propias palabras, "la sensación era de paz, de tranquilidad, como si todo lo que hubiera a mi alrededor se hubiera detenido". El tiempo de observación de ese círculo de luz, desde que F. A. lo vio a lo lejos hasta que terminó de rebasar completamente su vertical, fue de unos 30 segundos.

Una vez rebasó el objeto, en un estado de gran impresión, miró por los retrovisores para comprobar si le seguía, pudiendo observar únicamente, por el espejo izquierdo, a un motorista que le adelantaba a gran velocidad. F. A. apuntó durante la encuesta que seguramente aquel motorista se asustó al ver aquel objeto, y debido a esto aceleró al máximo.

Respecto a las condiciones meteorológicas que reinaban, la noche era clara, con buena visibilidad y cielo despejado.

Fig. 5. Tercera secuencia del suceso: dibujo proporcionado por F. A. en el que se muestra el aspecto del disco luminoso desde una perspectiva similar a la que él lo observaba. (Archivo Víctor Martínez)

DESPUÉS DEL SUCESO

A pesar de lo impactante que es ya de por sí el presente avistamiento, hay algo más que para F. A. le da una relevancia distinta, y que le ha hecho meditar mucho sobre lo sucedido.

Y es que, cuando habían pasado unos minutos del avistamiento, todavía de regreso a casa y algo más tranquilizado, F. A. recordó la conversación que aquella misma mañana había tenido con un trabajador de una nave contigua a la suya, quien le había sugerido la intervención extraterrestre en el pasado en aspectos relacionados con las civilizaciones antiguas. Durante ese diálogo, F. A. se había mostrado muy reacio ante esas ideas, mostrando su escepticismo referente a temas extraterrestres y al fenómeno OVNI.

Actualmente, y debido al suceso que aquí se expone, el testigo ha abandonado su fuerte escepticismo y opina que su avistamiento no fue cuestión del azar, y que el objeto que presenció esa misma tarde se mostró ante él como una especie de guiño a dicha conversación.

Por otro lado, para terminar de entender la impresión que aquello causó en el testigo, hay que señalar que tanto él como su mujer comentaron durante la encuesta que a su llegada a casa "estaba blanco".


DISTANCIA DEL OBJETO CIRCULAR Y TIEMPO DE OBSERVACIÓN

Es conveniente comentar ciertos aspectos numéricos respecto al dato de la distancia inicial del testigo a la vertical del círculo de luz (310 m), así como del tiempo de observación del mismo (30 segundos).

F. A. comentó que mientras rebasaba con el coche el gran círculo de luz, su velocidad no superaría los 40-50 Km/h, y que además conforme iba acercándose al objeto fue frenando más para verlo mejor. La vertical del objeto circular, nada más que él lo ve, y según sus propias palabras, se hallaba más alejada que las luces que segundos antes habían descendido sobre la calzada (éstas estaban a 10-12 m de su coche). El testigo estimó el tiempo en llegar a la vertical del objeto y rebasar completamente sus 20 m de diámetro (tiempo de observación) en unos 30 segundos. Por tanto, tomando dicho tiempo y una velocidad media de 40 Km/h (=11 m/s), se ha calculado una distancia inicial del objeto de 310 m aproximadamente.

No obstante, si se supone que la velocidad media a la que el coche circuló por ese tramo era mayor (unos 50 Km/h=14 m/s), la distancia del objeto luminoso al coche sería de unos 400 m. La posibilidad de que el coche circulara por ese tramo a una velocidad media inferior a la supuesta para los cálculos iniciales se desecha, ya que se considera que una reducción de velocidad por debajo de 40 Km/h durante muchos segundos, en una autovía, es altamente improbable. Si por otro lado, el dato de velocidad media tomado (40 Km/h) fuera correcto, pero el testigo hubiera sobrestimado el tiempo de observación, la distancia obtenida sería menor (255 m para 25 segundos; 200 m para 20 segundos; etc). Igualmente, si el diámetro del círculo de luz estuviera equivocado, también se producirían variaciones, pero insignificantes.
En definitiva, y ante la ausencia de certeza sobre la exactitud de las cifras que se tienen, y sin olvidar que probablemente pueden contener un moderado grado de error (especialmente el dato de distancia), se han tomado por válidos los datos de una velocidad media de 40 Km/h, una distancia del objeto circular al coche de unos 310 m, y un tiempo de observación total de 30 segundos.

LUZ INICIAL Y SITUACIÓN DEL FIRMAMENTO

A la hora de entrar en hipótesis que pudieran explicar los aspectos del presente caso, se hacía necesario discutir la posibilidad de que la luz avistada inicialmente, sobre las 18:35 horas, pudiera haber sido una estrella o planeta del firmamento.

A primera vista, las características proporcionadas por el testigo acerca de la luz avistada en la primera etapa del suceso ya hacían muy improbable su confusión con una estrella. Estas características eran:

Color blanquecino en su contorno y rojo intenso muy palpitante en su interior.
Intensidad y tamaño aparente algo mayores que los de una estrella.
Aparentaba estar relativamente cerca.

A pesar de ello, las confusiones de estrellas o planetas con supuestos OVNIs son relativamente frecuentes, por lo que era necesario conocer la posición de planetas como Venus (la causa más común en este tipo de confusiones) o Marte, que presenta un color rojizo.

Por tanto, para comprobar si algún cuerpo muy brillante del firmamento (especialmente los dos citados) podría haber sido el causante de la primera secuencia del suceso (la visión de la extraña luz en el cielo), se determinó mediante software astronómico ("Stellarium") la posición de los distintos planetas y estrellas en el cielo aquella noche a la misma hora, que eran visibles desde Zaragoza.

Así, según los cálculos del software, el día 7 de diciembre de 2006 a las 18:35, hora local (GMT+1), en dirección ENE (la dirección en la que el testigo vio la luz), las estrellas más brillantes del firmamento eran Capella y Aldebarán (Fig. 6). Las características de la primera no corresponden para nada a lo observado por F. A., mientras que la segunda, a pesar de tener un color anaranjado, no presenta una intensidad luminosa susceptible de conducir a engaño, además de que su altura era de 11º (lo visto por F. A. se hallaba a una media altura, con moderado margen de error). Ni Marte ni Venus eran visibles en todo el firmamento. De todas maneras, tal como se ha comentado, se considera que las características relatadas por el testigo acerca de la luz que observó siguen siendo el punto más fuerte para descartar una confusión de las supuestas aquí. Por último, hay que citar que la Luna (sobre la cual el testigo no recordaba si era visible o no), comenzaría a hacerse visible en el firmamento, precisamente en dicha dirección ENE, con un azimut de 55º, a las 19:53 horas.

De todas formas, aunque hubiese resultado explicable esta etapa del suceso mediante la confusión con un astro (que no es el caso), el resto del caso permanecería sin poder ser explicado.

 
Fig. 6. Situación del firmamento el día 7 de diciembre de 2006 a las 18:35 horas (GMT+1), visto desde Zaragoza, en la dirección en que el testigo vio la luz en la primera secuencia del avistamiento. (Imagen: Stellarium)

CONCLUSIONES

El presente caso cuenta con una detalladísima descripción por parte del testigo, algo no muy común en las encuestas de casos ufológicos. Esto se debe en parte a lo relativamente reciente del suceso, que ha posibilitado que el testigo recuerde todavía muchos detalles del mismo. En referencia a todos estos detalles aportados, es importante volver a reseñar que el testigo no cayó nunca en contradicciones.
En cuanto al suceso en sí, se presentan tres secuencias bien definidas: el avistamiento de una luz extraña en el cielo; el descenso de unas luces hacia la calzada, obligando a frenar y girar hacia la derecha al testigo; y la visión de un gran círculo luminoso estático a pocos metros de altura, situado a la derecha de la autovía, desde el punto de vista del testigo.
Si bien la primera secuencia podría haber presentado ciertas dudas en caso de haber sido la única del suceso, la existencia de las otras dos etapas engrandece la importancia del conjunto del caso. Así, la ejecución de una brusca maniobra al volante por parte del testigo evidencia una reacción rápida para evitar un riesgo inminente ante la presencia de algo desconocido. Por otro lado, la visión durante 30 segundos aproximadamente de ese gran círculo de luz blanca rodeado de luces de colores, hace imposible cualquier explicación lógica a lo observado, exceptuando un posible fraude, que es totalmente descartable tras realizar la investigación del caso, y sobre todo tras conocer al testigo, que es un padre de familia totalmente normal, sin ánimo de lucro de ningún tipo y cuya colaboración a la hora de la investigación ha sido ciertamente admirable.

Un aspecto que hay que reseñar y que resulta muy poco corriente cuando se trata de encuentros cercanos (más numerosos en carreteras secundarias), es el hecho de que el suceso tuvo lugar en una autovía habitualmente bastante transitada en numerosos tramos, aunque en aquel momento se hallaba prácticamente sin tráfico en el segmento en el que sucedió el encuentro.

Hay que subrayar ese elevado tiempo de observación del círculo de luz, así como el hecho de que el testigo llegara a pasar prácticamente debajo de él, pudiendo observar con mucho detenimiento dicho objeto (redujo mucho la velocidad del coche para observarlo mejor), lo que hace que los detalles aportados sobre el mismo puedan considerarse bastante precisos.

La posibilidad de que la luz avistada primeramente fuera el mismo objeto que el de las dos secuencias posteriores queda en el aire, aunque el testigo así lo cree. Lo mismo puede decirse de las luces de la segunda secuencia y el círculo de la tercera (ambas secuencias están separadas en tan sólo un par de segundos). Si esto fuera así, y el objeto que presumiblemente se hallaba tras las luces descendentes fuera el mismo que después apareció como un círculo totalmente iluminado, constituiría una nueva muestra de la altísima extrañeza de este encuentro cercano, al haber recorrido dicho objeto unos 310 m en un par de segundos.
De momento, y dejando a un lado suposiciones, el presente caso se presenta como un auténtico encuentro cercano con un OVNI. A pesar de que la búsqueda de otros reportes OVNI en Zaragoza para las fechas del suceso han resultado infructuosas, tal vez en un futuro aparezcan más testigos del mismo que puedan aportar otros interesantes detalles.

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